El proceso de la salvación
Ezequiel 36:22-29
Lección para el 1 de Abril de 2015
Introducción.
En este pasaje bíblico se profetiza sobre la futura restauración y conversión de Israel, sin embargo también nos enseña diferentes etapas de la conversión cristiana, desde el llamamiento que Dios hace hasta la capacitación para tener una vida victoriosa.
Desarrollo.
- La invitación divina a la conversión (v. 22).
- No es a causa de nuestros méritos personales sino por la gracia divina.
- La conversión es a pesar de haber sido profanado[1] el nombre de Dios: “El cual profanasteis vosotros”.
- Tito 3:15 dice: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”.
- Dios nos atrajo hacia sí. “Yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras…” (V. 24).
- La iniciativa es de Dios, a pesar de que la gente le haya olvidado y le ha dado la espalda.
- Él llama aunque la puerta del corazón esté cerrada: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo” (Ap. 3:20).
- La limpieza divina (v. 25).
- La salvación se presenta como un lavamiento de todo pecado: “Nos salvo… por el lavamiento de la regeneración” (Tito 3:5).
- Ananías le dijo a Saulo: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).
- Dios nos quita el corazón endurecido (v. 26).
- Dios tiene el poder de cambiar totalmente el corazón de la persona: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10).
- Dios promete impartir su Espíritu (v. 27).
- Quiere decir que nuestro espíritu renacerá y tendrá comunión con el Espíritu de Dios: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
- Somos habilitados para obedecer a Dios (v. 27).
- Solamente con la gracia divina uno puede obedecer sus mandamientos.
- Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
- El nos guardará de todo mal y de caer en tentación (v. 29).
- La gracia divina protege contra el mal que uno ha dejado para no volver a éste.
- Cristo oró: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
Conclusión.
Dios llama, atrae, limpia, quita la dureza, comunica su Espíritu, habilita para que se le obedezca y nos preserva del mal.
[1] Tratar sin el debido respeto. Deshonrar, hacer uso indigno de lo que se considera respetable.