Una de las ceremonias familiares más emotivas que se realizan dentro de la iglesia es la presentación o dedicación de niños.
Ayer en el servicio de celebración compartimos la mesa del Señor (Santa Cena) y además tuvimos el gozo de presentar a los hijos de los hermanos Juan y María Rojas, Juan Carlos y Daniel respectivamente. Luego del servicio los hermanos Rojas compartieron con la congregación e invitados un delicioso refrigerio.
En el sermón basado en Deuteronomio 6:4-9 previo a la presentación compartimos lo siguiente:
- Los hijos son un regalo de Dios a los cuales debemos instruir en la palabra de Dios.
- Los padres deben ser responsables en su fidelidad al Señor.
- Los padres deben ser responsables con su ejemplo. Las palabras convencen pero los hechos arrastran. Los padres deben tener un tiempo devocional privado y un tiempo junto a la familia.
- Los padres deben educar a sus hijos y guiarlos hacia el mañana, debe hacerse todo el tiempo, cuando están sentados, caminando, en el camino hacia la escuela, antes de acostarse, etc.
- Se les debe enseñar con la palabra de Dios, y tener esta ante sus ojos. No enseñarles conforme a los modelos de auto motivación del sistema secular mundano.
- Siempre se les debe enseñar a los hijos para qué que conozcan y entiendan mejor la palabra de Dios y por lo tanto al Señor mismo.
- Más que una ceremonia la dedicación de un niño es hacer un compromiso delante de Dios a trabajar para que en los hijos se cumplan los grandes propósitos de Dios para ellos.
- Hay una gran bendición en tener padres cristianos, nacidos de nuevo y comprometidos con el Señor y Su obra.
Es una tarea difícil encaminar a buen puerto a los hijos, pero no imposible si hacemos de la palabra de Dios nuestra guía y modelo de conducta, todo empieza creyendo y confesando que Jesús es el Señor, el Salvador del mundo (Juan 3:16).
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