La amargura es un veneno del alma, detiene el desarrollo de la obra del Espíritu Santo en los corazones. La persona amargada se reconoce por:
- Sus conversaciones, son personas críticas y ofensivas. Les gusta ver “la paja en el ojo ajeno”.
- Por sus reacciones, las personas amargadas son iracundas, agresivas, manifiestan lo que hay en sus corazones.
- Por sus actitudes, estas personas manifiestan celos, egoísmo, retraimiento, temor, etc.
- Por sus trastornos físicos, es posible que una persona padezca (aunque no es la única causa) de artritis, gastritis, asma, enfermedades de los nervios.
Diga NO a la amargura. Si está amargado, empiece por reconocerlo, pídale perdón a Dios y en lo que le sea posible pídales perdón a las personas que ha ofendido.